13 de Noviembre, 2015.

















Después de un periodo de fermentación muy largo llegué a la conclusión de que proyecto tendría que elaborar. Dediqué horas esperando que la gota perfecta apareciera en las macro-fotografías dedicadas al agua. Lo tomaba como mi hora de meditación.

Más de veinte años dibujando, pintando caras y sobretodo ojos de desconocidos. Siempre evitando el tema que lo tuve adelante de la nariz por tanto tiempo, pero que no era la hora de enfrentar. O como un objetivo macro demasiado cerca como para poder recrear la figura completa.

Supongo que este camino de pintar rostros de desconocidos fue un escape inconsciente para no recordar, para tratar de empujar todo adentro y dejar salir solo pequeños destellos de lo que me importaba. Una especie de mochila emocional que llevo en mi espalda desde que mi padre no está, el peso se siente/sintió continuamente, cada día algo o alguien me recordaba que es lo que faltaba porque nunca tuvimos un cierre definitivo en saber que sucedió, mezclado con esa esperanza que nunca muere, igualmente aunque si difícil es cargar con tal agobio prefería llevarlo, antes que dejarlo ir, el dolor era mi conexión con mi padre y el pasado que habría dado cualquier cosa para cambiarlo.

Finalmente después de tantos años, la niebla se disipó y es hora de dejar escapar todo como un volcán que derrama inevitablemente lo que guardé para no tener que pensar que me robaron, que perdí, que camino no tomé. A quién perdí, cuál fue el evento o los eventos que en conjunto hicieron mi historia.

Creo que es el camino creativo que tenía que llevar, debido a mi historia personal y familiar no había llegado a tal momento hasta hoy, aquí, ahora.
Hoy tuve una iluminación en la que finalmente pude ver las cosas como son, como fueron y por qué no podía o quería verlas antes.
Estaba leyendo un libro de Carlos Gorriarena, artista plástico argentino y mi primer profesor de pintura el cual me dio una sacudida artística quien pensó que yo tenía algo para ofrecer al mundo como pintora y me empujó a seguir adelante con mis retratos.
En el libro de Gorriarena leí una frase de Picasso: "La pintura no ha sido hecha para decorar departamentos. Es un instrumento de guerra ofensiva y defensiva contra el enemigo."
Tal frase resonó muy fuerte con lo que ya venía contemplando. No quiero hacer una pintura mecánica, monótona, sin alma. Quiero una pintura simple, (que no quiere decir fácil), con contenido, que me diga algo a mí y también al que la mire.

Los catalizadores fueron varios para poder abrir los ojos y mirar de frente sin dejar cosas pendientes. De una serie de charlas con los amigos de siempre a algo un poco distinto, una chat con un periodista argentino-japonés que decidió escribir un libro sobre los desaparecidos nikkei entre los cuales mi padre Oscar Oshiro. Por lo general tengo mi círculo "elite" de amigos, que considero parte de mi familia, pocos nuevos, por ser tan selectiva. Pero a veces alguno entra "auto-invitado" y resulta ser una linda sorpresa. Digamos que tal periodista tuvo la recomendación de Mary Higa, amiga de mi madre, compañera de lucha.
Decidí compartir lo que nos tocó vivir y anécdotas sobre mi viejo después de haber leído el capítulo de Oscar Oshiro. Era demasiado impersonal y no quería dejar que alguien como mi padre con tanto potencial para brindar al mundo tuviese tantas páginas blancas. Empezamos enseguida a "revolver" el pasado, para sacar cosas para usar en su libro. Así comenzó tipo efecto fichas de dominó todo el proceso que me llevó a escribir el prólogo de la serie artística y tomar la decisión de que había llegado la hora de purgar a través de la pintura todo ese período y ordenar pensamientos e intenciones.

La cara que trataba de pintar era la de mi padre, todo la preparación técnica, los experimentos, eran para buscar a esa persona que de un día al otro desapareció sin que sea su voluntad. Dejó a aquella niña de cinco años desconcertada, sin saber que sentir.
Buscaba reflejarme a mi misma, encontrar las palabras que podría haber pronunciado mi padre, tan sabio, optimista, idealista. Él tenía una idea de como tendría que ser la vida y estuvo dispuesto a luchar sin tirarse atrás adelante de nada y de nadie.
La verdad es que tengo más preguntas que respuestas para él. Puedo solo imaginar lo que podría haberme respondido.
Supongo que será así para los otros familiares de desaparecidos nikkei que perdieron a sus seres queridos, de aquí mi necesidad de pintar no solo a mi viejo pero también a los que como él ya no están con nosotros.
Pensé en hacer cada cara de los treinta mil desaparecidos en Argentina, pero un proyecto de tal magnitud sería casi imposible terminar. A no ser que otros se sumaran conmigo.
Me gusta concluir lo que inicio. De consecuencia, he preferido mantenerme en una escala menor pero que al mismo tiempo se relaciona en primera persona. Mejor tomar un paso a la vez y concentrarme en el presente.
La idea de tener representado en mi mente el rostro de mi padre; no en blanco y negro, como en esa foto neutral del registro de conducir, casi anónima que aparece siempre en banderas y sitios Internet, pero para mantener en mis recuerdos algo más concreto, a mi padre como persona, como ser profundamente querido por nosotros sus familiares, no una víctima más del terrorismo de estado,  sino responderme a mi misma; Qué me inspiraba como ser humano. Qué me dejó como herencia y antorcha para llevar adelante, para darle a mis hijos?




Photograph courtesy of ©Andrés Asato

Comments

Kiichi said…
Genial Gaby, te felicito. El arte en sus distintas expresiones alivia, da paz o incluso nos da momentos de felicidad. Felicidad de encontrarse con uno mismo, con su pasado y su presente, y vislumbrar un futuro mejor. Es todo un proceso que acompaña la vida cotidiana, a veces rutinaria, pero basta con unos minutos al día para uno mismo y verse en qué punto estamos, por qué y hacia donde queremos ir. El deseo mismo, marcado por nuestro pasado que a veces nos ancla y no nos permite avanzar. Maravilloso lo que lograste, y seguramente seguirá creciendo este blog. Besos y un abrazo fuerte de corazón, desde Viedma, Río Negro, Patagonia Argentina!
Graciela Nardi said…
Excelente, excelente, pude introducirme en tu dolor, en tu experiencia, en el misterio que encierra el no saber, el querer encontrar una verdad.
Tu proyecto es muy importante para que podamos charlar al respecto para un futuro en el Latino Art Museum
No dejes de escribirme
Graciela Nardi
Director
Latino Art Museum
latinoartmuseum0@gmail.com

Popular posts from this blog